Este panteón se construyó en los terrenos que en el siglo XVI fueran
de los condes de Miravalle quienes la conservaron hasta mediados del
siglo XIX cuando los propietarios de la vecina hacienda de la Teja -Joaquín y
Estanislao Flores- la adquirieron. Estos hermanos tenían el proyecto de
unir la hacienda de la Condesa con la de la Teja por medio de un canal
navegable que partiera de la Villa de Tacubaya y pasara por el canal que
llegaba hasta Chalco aunque nunca lo empezaron. Por deudas se vendió el
terreno a la familia Escandón, ellos decidieron establecer un panteón;
recordemos que recién se había completado la reforma de Juárez que
abolía el monopolio religioso de las inhumaciones y ellos contaban con
un terreno que por su cercanía con la ciudad y la falta de panteones en
la zona era óptimo para ello. La comunidad francesa siguiendo una
política que apoyaba a sus compatriotas dandoles
hospedaje, servicios médicos y educación entre otras cosas, encontró en este proyecto un
lugar favorable para enterrar a sus integrantes por lo cual se planeó
un cementerio siguiendo la distribución del famoso Pere Lachaise en Francia de ahí que al
final de la calzada principal existe una bella capilla gótica.
Los
trabajos se iniciaron a finales de 1864 y en esta época ya perfilaba
como uno de los lugares de reposo más elegantes y modernos, contaba con
separaciones para católicos, protestantes y masones y había una zona
especial para militares; actualmente existe un monumento y un osario
para ellos, en la parte superior tiene una leyenda que dice "A las
víctimas gloriosas del incendio de 4 de mayo de 1865" y los nombres de
Jean François Scipion, Houeix de la Brousse y Auguste Schlencker,
militares que perdieron de manera heróica la vida al tratar de salvar
a varias personas atrapadas en un edificio en llamas. También hay un
monumento dedicado a los sodados franco-mexicanos caidos en la 1era
guerra mundial con los nombres y rangos de estos.
Con
el tiempo el número de mexicanos enterrados aquí fue creciendo aunque
seguian siendo de familias acomodadas por lo cual los monumentos
funerarios que se pueden encontrar son de gran calidad y siguiendo
los modelos europeos, esto otorga un encanto particular al lugar,
podemos encontrar por ejemplo una copia fiel de La piedad de
Miguel Ángel, hermosas esculturas, capillas y variados estilos en los
mausoleos; sobreviven también algunos emplomados de los realizados por la
compañía F.X. Zettler Munich-México quienes hicieron los vitrales
interiores del hoy museo de geología de la UNAM. Algunas de estas
maravillas se pueden ver aquí.
Este cementerio se encuentra sobre avenida Cuauhtemoc y Viaducto, se
reconoce por su entrada en cuyo arco está una inscripción que reza
"Dichoso aquel que muere en el señor"
Hay que tomar en cuenta que este panteón es privado por lo que para entrar es necesario que se vaya a visitar a algún pariente ahí enterrado, otra forma de visitarlo es ir el 1 o 2 de Noviembre, ya que en estas fechas no existe tal restricción.
Crónica del socket fundido
Hace 12 años